"Estaba cumpliendo, con la escrupulosa perfección y la maniática minucia a la que era dado, la ceremonia del marido ofendido. (...)Yo conocía bien su modo de actuar y por eso su modo de desenvolverse en esta situación me pareció cercano a la parodia. (...)
La culpa no me impide aceptar la realidad, ni mucho menos, pero me asombra la capacidad que tiene la vida para sorprendernos, incluso cuando sabemos no solo a lo que nos arriesgamos, sino lo que viene después, cuando el riesgo se cumple; esta sensación desolada de desposesión. (...)
La dificultad de ser distinta (...) con la mirada de espera exigente de quien no entiende.(...)
Prisionera yo de un tiempo que no me satisfacía revivir.(...)
Hizo la pausa de la perplejidad. (...)
Lo hice con improvisada ternura y, como todo este juego me pareció que merecía un beso, se lo di, ya puesta, con simulada pasión. (...)
Queriendo rehuir lo que ya parecía inevitable.(...)
¿Quieres confesarme ahora o sencillamente explicarte a ti mismo por qué no me gustas? (...)
Hasta que se permitió interpretar mi silencio: La veo algo ausente. (...)
Me lo anunció porque había advertido en mí un reclamo cariñoso. (...)
Entender que rara vez en un hombre coincide todo lo que de los hombres esperamos o nos gusta. (...)
Ostentas en los labios la libido sin ningún pudor. (...)
Su abanico de conversaciones no es especialmente variado, como no lo es el de sus preocupaciones esenciales. (...)
Quiso explicarme que si fallaba su silencio estaba perdida. (...)
Los hombres son irreductibles; confunden con frecuencia el amor con el orgullo. (...)
Las carencias afectivas nos tienden algunas trampas. (...)
Como si la memoria y el alcohol le otorgaran un derecho a besarme que yo, por otra parte, no estaba dispuesta a negarle. (...)
Las amigas por mucho que te conozcan no consiguen comprender los extraños mecanismos de las relaciones humanas. (...)
Los hombres que me gustan raramente podrán arreglar mi soledad y que a veces uso a los que no me gustan para tratar de arreglarla. (...)
Siempre lloramos por lo mismo, por nosotros.(...)
Cómo sus ojos agudos, sin decir nada, me llamaban ingrata.(...)
Siento que alguien me ha invadido el espacio secreto de la cama, el íntimo lugar donde mi imaginación me proporciona el placer que la realidad me niega siempre. (...)
La experiencia de los otros es inútil para uno."
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